domingo, 20 de janeiro de 2013

¿cuándo trabajaré también por mi propia casa?




Introducción

Génesis 30.30 - Porque poco tenías antes de mi venida, y ha crecido en gran número, y Jehová te ha bendecido con mi llegada; y ahora, ¿cuándo trabajaré también por mi propia casa?

Estamos viviendo tiempos difíciles donde todo está cambiado y hasta en la conducción de la casa los hombres ya no quieren conducir como cabeza, jefes de familia y obedecer la Palabra de Dios que con el sudor de su rostro debería comer el pan. Por este motivo, mujeres tienen sido madres y padres en el hogar.

Jacob tiene algo para enseñar a respeto de esto cuando después de tanto trabajar para su tío, siendo casi esclavizado por él, resuelve conversar con su tío Labán y hacer esta pregunta ¿cuándo trabajaré también por mi propia casa?

Cuando una persona decide casarse es porque quiere mantener una relación con una pareja y construir una familia. Pero, esta decisión suma responsabilidades como proveer todo lo que es necesario para un hogar, para su pareja y sus hijos. Sin embargo, estamos viendo hombres que no quieren trabajar y se quedan en casa sin hacer nada, tampoco cuidar de los hijos, y las mujeres tienen que asumir la delantera de casa para proveer todo lo necesario. Hombres, tienes mucho que aprender con Jacob.

Jacob fue una persona que demostró su vocación para el comercio desde temprana edad, cuando negoció con su hermano Esaú la primogenitura comprando de él por un plato de guiso.

Después se fue a la casa de su tío Labán y se enamoró de Raquel, una mujer hermosa que lo hizo trabajar catorce años por ella. Fue engañado por su tío, pero siguió con su intento de casarse con Raquel y no medió esfuerzo para lograrlo.

Consiguió se casar con Raquel, la mujer de sus sueños, pero también tenía a Lea como esposa del primero matrimonio donde fue engañado por Labán su tío.

Jacob era un hombre trabajador, tenía la bendición de la primogenitura, tenía la bendición de su padre para el viaje, tenía la bendición de Dios que le apareció en el camino. Era um hombre com comunión e intimidad con Dios. Aunque que no necesitaba decidió dar a Dios diez por ciento de todo lo que iba a ganar en la tierra de su tío como fruto de su trabajo. Él nunca se olvidó de esto.

Lo importante no es solamente luchar para casarse, es mantener ese mismo sentimiento para seguir adelante manteniendo la esposa y los hijos. Así sucedió con Jacob que pasó a tener hijos e hijas de las dos esposas, así que él tenía muchas responsabilidades para sostener a todos. Él no huyó, permaneció firme en su propósito y trabajó más y más por su esposa e hijos. Todavía, seguía en la casa de su tío, no tenía su tierra, su casa, sus trabajadores, su independencia, eso le faltaba a él.

Por causa de la bendición sobre la vida de Jacob, Labán fue bendecido demasiadamente a punto de no querer que Jacob se vaya de su casa. Sin embargo, Jacob ya no quería continuar de la misma manera, dio una basta en la situación, quería cambiar de vida, pero no lograría mientras estuviese en la casa de su tío.

Jacob quería luchar por sus sueños, su esposa, sus hijos. Tener su propia tierra, su ganado, etc. Por eso él dijo: ¿cuándo trabajaré también por mi propia casa?

Muchos hombres hicieron lo mismo, de todo, para conquistar su esposa, batallaron mucho, enfrentaron sus padres, sus hermanos, su propia familia, pero lograron hacerlo y se casaron, así como Jacob.

Pero, diferentemente de Jacob con el pasar de los años ya no quieren seguir luchando. Muchos prefieren abandonar sus familias que enfrentar la realidad de tener que trabajar para mantener su casa. Otros, anclan en las esposas y estas tienen que trabajar fuerte por la casa, hijos y él propio, porque él solamente quiere saber de pasear, tomar, jugar, mientras la mujer trabajar fuerte y, todavía quiere llegar en casa y encontrar todo listo, sino se molesta.

Eso es una maldición en los tiempos modernos que no debe acontecer en los hogares evangélicos que tienen Jesucristo como Señor.

Hombres, hagan como Jacob, trabajen por su familia, por sus hijos, para obtener su casa, su carro, su trabajo, su ropa, su calzado, sus paseos, sus sueños, etc.

Dios te va bendecir, pero tienes que luchar por sus sueños, solamente la bendición no te va cambiar de vida, es necesario actitud, fuerza, TRABAJO.

¿Crees que viviendo de esa manera Dios te bendecirá? No amigo, estás engañado de pensar así. Dios quiere hacer mucho más por ti, pero tienes que poner las manos en el arado para que tu fruto sea bendecido y Dios te haga prosperar a ciento por uno. Solamente cosecha aquellos que sembraron, y tú, ¿qué estás sembrando?

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