Introducción
Génesis 30.30 - Porque poco tenías antes de mi venida, y ha crecido en gran número, y
Jehová te ha bendecido con mi llegada; y ahora, ¿cuándo trabajaré también por
mi propia casa?
Estamos viviendo tiempos difíciles donde todo está cambiado y hasta en la conducción
de la casa los hombres ya no quieren conducir como cabeza, jefes de familia y
obedecer la Palabra de Dios que con el sudor de su rostro debería comer el pan.
Por este motivo, mujeres tienen sido madres y padres en el hogar.
Jacob tiene algo para enseñar
a respeto de esto cuando después de tanto trabajar para su tío, siendo casi
esclavizado por él, resuelve conversar con su tío Labán y hacer esta pregunta ¿cuándo
trabajaré también por mi propia casa?
Cuando una persona decide
casarse es porque quiere mantener una relación con una pareja y construir una
familia. Pero, esta decisión suma responsabilidades como proveer todo lo que es
necesario para un hogar, para su pareja y sus hijos. Sin embargo, estamos
viendo hombres que no quieren trabajar y se quedan en casa sin hacer nada,
tampoco cuidar de los hijos, y las mujeres tienen que asumir la delantera de
casa para proveer todo lo necesario. Hombres, tienes mucho que aprender con
Jacob.
Jacob fue una persona que demostró
su vocación para el comercio desde temprana edad, cuando negoció con su hermano
Esaú la primogenitura comprando de él por un plato de guiso.
Después se fue a la casa de
su tío Labán y se enamoró de Raquel, una mujer hermosa que lo hizo trabajar
catorce años por ella. Fue engañado por su tío, pero siguió con su intento de
casarse con Raquel y no medió esfuerzo para lograrlo.
Consiguió se casar con
Raquel, la mujer de sus sueños, pero también tenía a Lea como esposa del
primero matrimonio donde fue engañado por Labán su tío.
Jacob era un hombre
trabajador, tenía la bendición de la primogenitura, tenía la bendición de su
padre para el viaje, tenía la bendición de Dios que le apareció en el camino. Era
um hombre com comunión e intimidad con Dios. Aunque que no necesitaba decidió
dar a Dios diez por ciento de todo lo que iba a ganar en la tierra de su tío
como fruto de su trabajo. Él nunca se olvidó de esto.
Lo importante no es solamente
luchar para casarse, es mantener ese mismo sentimiento para seguir adelante
manteniendo la esposa y los hijos. Así sucedió con Jacob que pasó a tener hijos
e hijas de las dos esposas, así que él tenía muchas responsabilidades para sostener
a todos. Él no huyó, permaneció firme en su propósito y trabajó más y más por
su esposa e hijos. Todavía, seguía en la casa de su tío, no tenía su tierra, su
casa, sus trabajadores, su independencia, eso le faltaba a él.
Por causa de la bendición
sobre la vida de Jacob, Labán fue bendecido demasiadamente a punto de no querer
que Jacob se vaya de su casa. Sin embargo, Jacob ya no quería continuar de la
misma manera, dio una basta en la situación, quería cambiar de vida, pero no lograría
mientras estuviese en la casa de su tío.
Jacob quería luchar por sus
sueños, su esposa, sus hijos. Tener su propia tierra, su ganado, etc. Por eso él
dijo: ¿cuándo trabajaré también por mi propia casa?
Muchos hombres hicieron lo
mismo, de todo, para conquistar su esposa, batallaron mucho, enfrentaron sus
padres, sus hermanos, su propia familia, pero lograron hacerlo y se casaron, así
como Jacob.
Pero, diferentemente de Jacob
con el pasar de los años ya no quieren seguir luchando. Muchos prefieren
abandonar sus familias que enfrentar la realidad de tener que trabajar para
mantener su casa. Otros, anclan en las esposas y estas tienen que trabajar
fuerte por la casa, hijos y él propio, porque él solamente quiere saber de
pasear, tomar, jugar, mientras la mujer trabajar fuerte y, todavía quiere
llegar en casa y encontrar todo listo, sino se molesta.
Eso es una maldición en los
tiempos modernos que no debe acontecer en los hogares evangélicos que tienen Jesucristo
como Señor.
Hombres, hagan como Jacob,
trabajen por su familia, por sus hijos, para obtener su casa, su carro, su
trabajo, su ropa, su calzado, sus paseos, sus sueños, etc.
Dios te va bendecir, pero
tienes que luchar por sus sueños, solamente la bendición no te va cambiar de
vida, es necesario actitud, fuerza, TRABAJO.
¿Crees que viviendo de esa
manera Dios te bendecirá? No amigo, estás engañado de pensar así. Dios quiere
hacer mucho más por ti, pero tienes que poner las manos en el arado para que tu
fruto sea bendecido y Dios te haga prosperar a ciento por uno. Solamente
cosecha aquellos que sembraron, y tú, ¿qué estás sembrando?
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