Introducción
Cuando entramos en la presencia de Dios
a través de la oración, estamos haciendo una sembradura en el Reino de Dios.
Como todo sembrado siempre hay después una
cosecha y a través de la oración podemos cosechar santidad, unción, poder,
autoridad, comunión, consagración, respuestas para nuestros
pedidos. Ahora, el tiempo de cosechar depende de la calidad del sembrado.
Cuando la tierra es buena, la semilla es de calidad y el tiempo dedicado para
regar la semilla es cien por ciento, entonces no tardará la cosecha. Todavía,
cuando no tenemos el cuidado con algunas de estas partes, nuestra cosecha esta
en peligro de perderse por falta de atención del sembrador.
En la biblia vemos grandes hombres de
Dios sembrando en el Reino de Dios y haciendo grandes cosechas porque
aprendieron como sembrar a través de la oración.
Vivimos una época del fast food = comida rápida, no queremos
esperar más, todo tiene que estar listo, por causa de esto tenemos una
población de enfermos resultados de comidas mal preparadas. Qué decir das
plantaciones y creaciones de animales que ponen productos químicos para disminuir
el tiempo de la cosecha y el tiempo de abatir. Queremos transportar eso para el
Reino de Dios y hacer la misma cosa, pero es diferente, Dios no se deja llevar
por los pensamientos y proyectos humanos.
En muchas iglesias ya no hay oraciones. No
se enseña Mateo 7.7, 8, Pedid,
Buscad y llamad, ahora fue sustituido por DECLARAD. Con eso, quieren cosechar
sin sembrar, quieren cosechar sin esperar el debido tiempo del nacimiento de la
bendición. No es así, no fue así que el Señor nos enseñó.
Veamos algunos ejemplos de hombres de
Dios en la biblia.
Abram
Abram era un hombre llamado por Dios que
fue reconocido por su fe incondicional delante de Dios, pero hasta Abram tuvo
que aprender a cosechar en oración. Dios lo prometió hacer de él una gran
nación, pero él no tenía hijos (Gn.
15.2). Había salido de Harán con setenta y cinco años bajo su promesa con
destino a Canaán. El tiempo se encargó de saber se la semilla del corazón de
Abram era de calidad o no, a respeto de tener un hijo. No quisieron esperar la
promesa de Dios o tuvieron su fe sacudida por la incertidumbre de tener un hijo
de Sarai, entonces Sarai tuvo la pésima idea de hacer su esposo llegar a su
esclava para tener un hijo con ella para así hacer cumplir la promesa de
Jehová. Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael (Gn. 16.16). Once años se pasaron desde
que salió de Harán. Por esta causa, Jehová pasó trece años sin hablar con Abram
y veinte y cinco años desde que salió de Harán hasta el nacimiento de Isaac (Gn. 21.5). Aunque Abram tenga alguna
cosa que fue contraria a la promesa de Dios, Dios permaneció fiel a su palabra.
Jacob
Jacob oró al Señor, hizo un voto para
que Dios lo guardase en un viaje y también pidió que le diera el necesario para
comer y vestirse hasta que volverse a la casa de sus padres. Dios no solamente
dio lo que necesitaba, sino que prosperó gran manera, hizo muchas riquezas (Gn. 30.43).
Cuando se ora así, dejamos que el Señor
haga de su manera, entonces Él va a trazar el camino. No se queje del camino,
Él sabe lo que hace.
Moisés
Moisés, el hombre que conversó con Dios
faz a faz. Hay muchas cosas que Moisés hizo a través de la oración, pero vamos
señalar solamente algunas por causa del tiempo.
Moisés oró y Dios abrió el mar rojo (Éx. 14.15). Hay momentos de orar y
momentos de actuar.Moisés oró y Dios endulzó las aguas (Éx. 15.25).
Moisés oró y Dios echó agua de la roca (Éx. 17.4).
Josué
Josué oró y el sol paró en medio del
cielo (Js. 10.12,13)
Elías
Elías oró y cayó fuego del cielo (1 Rs. 18.37,38)
Elías oró y no llovió sobre la tierra y
otra vez oró y llovió. (1 Rs. 17.1; 18.41-46)
Eliseo
A ejemplo de Elías oró y resucitó al
hijo de la sunamita (2 Rs. 4.33-37)
Hay tantos ejemplos en la biblia, porque
no recordar de Salomón que pidió sabiduría al Señor (2 Cr. 1.7-13), la oración de Ana por un hijo (1 Sm. 1.11),
El tiempo de cosechar no es igual para
todos. Todo depende del corazón (tierra), de la semilla (oración/fe) y del
tiempo.
Conclusión
Los frutos como resultados de nuestra
oración va depender del tiempo gasto y de la inclinación hacia Dios de nuestro
corazón.
Sepa de un cosa, Dios esta siempre
dispuesto a bendecirnos, pero su tiempo y su manera de actuar es distinto de
nosotros y debemos confiar que es el mejor para nuestras vidas, aunque no
entendamos y no lo vemos, mismo así debemos continuar confiando.
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