terça-feira, 20 de novembro de 2012

Los frutos de la oración




Introducción

Cuando entramos en la presencia de Dios a través de la oración, estamos haciendo una sembradura en el Reino de Dios. Como todo sembrado siempre hay después una cosecha y a través de la oración podemos cosechar santidad, unción, poder, autoridad, comunión, consagración, respuestas para nuestros pedidos. Ahora, el tiempo de cosechar depende de la calidad del sembrado. Cuando la tierra es buena, la semilla es de calidad y el tiempo dedicado para regar la semilla es cien por ciento, entonces no tardará la cosecha. Todavía, cuando no tenemos el cuidado con algunas de estas partes, nuestra cosecha esta en peligro de perderse por falta de atención del sembrador.

En la biblia vemos grandes hombres de Dios sembrando en el Reino de Dios y haciendo grandes cosechas porque aprendieron como sembrar a través de la oración.

Vivimos una época del fast food = comida rápida, no queremos esperar más, todo tiene que estar listo, por causa de esto tenemos una población de enfermos resultados de comidas mal preparadas. Qué decir das plantaciones y creaciones de animales que ponen productos químicos para disminuir el tiempo de la cosecha y el tiempo de abatir. Queremos transportar eso para el Reino de Dios y hacer la misma cosa, pero es diferente, Dios no se deja llevar por los pensamientos y proyectos humanos.

En muchas iglesias ya no hay oraciones. No se enseña Mateo 7.7, 8, Pedid, Buscad y llamad, ahora fue sustituido por DECLARAD. Con eso, quieren cosechar sin sembrar, quieren cosechar sin esperar el debido tiempo del nacimiento de la bendición. No es así, no fue así que el Señor nos enseñó.

Veamos algunos ejemplos de hombres de Dios en la biblia.

Abram

Abram era un hombre llamado por Dios que fue reconocido por su fe incondicional delante de Dios, pero hasta Abram tuvo que aprender a cosechar en oración. Dios lo prometió hacer de él una gran nación, pero él no tenía hijos (Gn. 15.2). Había salido de Harán con setenta y cinco años bajo su promesa con destino a Canaán. El tiempo se encargó de saber se la semilla del corazón de Abram era de calidad o no, a respeto de tener un hijo. No quisieron esperar la promesa de Dios o tuvieron su fe sacudida por la incertidumbre de tener un hijo de Sarai, entonces Sarai tuvo la pésima idea de hacer su esposo llegar a su esclava para tener un hijo con ella para así hacer cumplir la promesa de Jehová. Abram tenía ochenta y seis años cuando nació Ismael (Gn. 16.16). Once años se pasaron desde que salió de Harán. Por esta causa, Jehová pasó trece años sin hablar con Abram y veinte y cinco años desde que salió de Harán hasta el nacimiento de Isaac (Gn. 21.5). Aunque Abram tenga alguna cosa que fue contraria a la promesa de Dios, Dios permaneció fiel a su palabra.

Jacob

Jacob oró al Señor, hizo un voto para que Dios lo guardase en un viaje y también pidió que le diera el necesario para comer y vestirse hasta que volverse a la casa de sus padres. Dios no solamente dio lo que necesitaba, sino que prosperó gran manera, hizo muchas riquezas (Gn. 30.43).

Cuando se ora así, dejamos que el Señor haga de su manera, entonces Él va a trazar el camino. No se queje del camino, Él sabe lo que hace.

Moisés

Moisés, el hombre que conversó con Dios faz a faz. Hay muchas cosas que Moisés hizo a través de la oración, pero vamos señalar solamente algunas por causa del tiempo.
Moisés oró y Dios abrió el mar rojo (Éx. 14.15). Hay momentos de orar y momentos de actuar.
Moisés oró y Dios endulzó las aguas (Éx. 15.25).
Moisés oró y Dios echó agua de la roca (Éx. 17.4).

Josué

Josué oró y el sol paró en medio del cielo (Js. 10.12,13)

Elías

Elías oró y cayó fuego del cielo (1 Rs. 18.37,38)
Elías oró y no llovió sobre la tierra y otra vez oró y llovió. (1 Rs. 17.1; 18.41-46)

Eliseo

A ejemplo de Elías oró y resucitó al hijo de la sunamita (2 Rs. 4.33-37)

Hay tantos ejemplos en la biblia, porque no recordar de Salomón que pidió sabiduría al Señor (2 Cr. 1.7-13), la oración de Ana por un hijo (1 Sm. 1.11),

El tiempo de cosechar no es igual para todos. Todo depende del corazón (tierra), de la semilla (oración/fe) y del tiempo.

Conclusión

Los frutos como resultados de nuestra oración va depender del tiempo gasto y de la inclinación hacia Dios de nuestro corazón.

Sepa de un cosa, Dios esta siempre dispuesto a bendecirnos, pero su tiempo y su manera de actuar es distinto de nosotros y debemos confiar que es el mejor para nuestras vidas, aunque no entendamos y no lo vemos, mismo así debemos continuar confiando.

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